viernes, 25 de octubre de 2013

Falta "oficio" de líder en el Real Oviedo

  • El equipo debe aprender a manejar los partidos con y sin balón
  • El oficio puede resultar feo, pero es fundamental
  • Granero cambia el discurso para reconocer el problema.
    Desde la directiva, el cuerpo técnico y la plantilla siempre se ha hecho llegar el mensaje a la afición de que el objetivo del Real Oviedo para esta temporada es acabar en mayo la liga regular en la primera posición del grupo. Por ahora, los resultados no son los idóneos para cumplir con lo que se pretende, pero las sensaciones, ya sean desde el punto de vista técnico, táctico y físico tampoco favorecen el optimismo. A esto hay que añadir una cualidad que todavía no ha aparecido en el equipo y que se echa mucho de menos porque resulta imprescindible en un equipo que quiere ser líder: El oficio. Las últimas declaraciones de Granero lo dejan claro.

    Podemos definir el oficio, futbolísticamente hablando, como esa cualidad, ese comportamiento por parte del colectivo que hace saber manejar los partidos. Puede hacer que aquellos encuentros en los que vas venciendo acaben así, ya sea porque han sido finiquitados con más goles o porque han sido dormidos o parados a través de otras fórmulas que explicaremos más adelante. Saber hacer esto no garantiza ganar siempre, porque esto es deporte y si siempre se llevasen la victoria los mismos no existiría, es decir, se puede y se va a perder. Sin embargo, el oficio ayuda a que no se escapen tanto puntos. Hay partidos malos que son necesarios manejar para, en lugar de caer derrotados, empatar y es casi obligatorio no tirar por la borda aquellos en los que tomas la delantera.
Granero frente al Real Avilés. Hugo Álvarez
    Si echamos un vistazo a las nueve jornadas que se han disputado, el Real Oviedo solo ha terminado un partido de manera tranquila y con la sensación de haberlo tenido controlado en todo momento. Fue frente al Real Avilés en el último encuentro en casa. Un dos a cero, que si bien no fue brillante, fue justo, trabajado y aguantado. El resto, que no vamos a analizar en profundidad, fueron victorias con apuros, derrotas y un empate que jamás tuvo que producirse. El problema de los de Granero, especialmente en las segundas partes, no es casualidad.
    Son muchas las veces en las que en el Carlos Tartiere se escuchan quejan en la grada sobre las "jugarretas" o "artimañas" de los equipos visitantes cuando quieren aguantar el resultado que les conviene. Si todos lo hacen, ¿No será el Real Oviedo el que falla al no realizar lo mismo?.
    Se echa en falta ver al club azul, en partidos complicados, manejar el "tempo" del encuentro sin balón. Al equipo le ayudaría mucho protestar o dialogar con el árbitro, tardar en sacar en las jugadas a balón parado, caer y exagerar, fingir algún calambre, desplazar el esférico o ir muy lentamente a buscar el mismo. Es probable que esto no sea lo más estético y preciosista, pero es fútbol, que no se nos olvide. Un equipo que quiere ser líder debe tener todo tipo de recursos y saber utilizarlos para su beneficio.
   
Partido que no debió de escaparse frente al Noja.
Hugo Álvarez
    Pero el oficio también hay que tenerlo con balón. Lo primero, hay que terminar las jugadas. No se puede ir ganando un partido y perder balones fáciles en el medio del campo. Se finaliza y todos colocados de nuevo. También son varios los encuentros en los que el equipo se ha llevado sustos por jugar con mucha gente descolgada en campo contrario cuando el marcador no apremia. Frente al Coruxo, por ejemplo, el penalti se origina en un saque de banda que realiza, sin saberse la razón y a toda prisa, Javi Hernández, central, no lateral. Dejando aparte el balón parado, cuando se gana 1-0, especialmente en casa, no hace falta ir como locos hacia arriba. La mayoría de los equipos que nos visitan no cambian su planteamiento con gol en contra. Por tanto, se toca hasta que salgan y aparezca la jugada. Si no se puede jugar, el recurso del despeje a la zona adecuada ya está inventado. Por último, aunque en esto también influye el acierto en el momento, hay que cerrar los encuentros aprovechando las ocasiones. No se ha conseguido.
    El jueves, por primera vez en la temporada, Granero reconocía que el equipo debe aprender a manejar los partidos para que estos no se escapen y también afirmaba, entre otras cosas, que no estaban tan maduros como él creía. ¿Cuál es la traducción de sus palabras? El equipo no tiene oficio. Un discurso del técnico, quizás tardío, pero que a la postre puede ser positivo para los jugadores. Eso sí, el entrenador también tiene que hacer autocrítica.
     La oportunidad para ver si algo ha cambiado está muy cerca. El oficio debe comenzar a verse el sábado a las 20:30 horas frente al Zamora y no dejarlo olvidado hasta el final de temporada. Es clave.


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