viernes, 23 de agosto de 2013

El partido más aciago del oviedismo

El Real Oviedo vivió en El Plantío su único descenso deportivo a Tercera
No había regresado a ese estadio desde entonces

Jornada 36 del campeonato nacional de liga de Segunda División “B” en el Grupo II. Corría un 13 de mayo y los azules querían apurar sus opciones de evitar el descenso a Tercera División tras una temporada nefasta. El equipo, dirigido por Ismael Díaz Galán, después de que otros dos entrenadores hubieran estado al frente del cuadro carbayón, Toño Velázquez y Ramiro Solís.

Ricardo y Fede Bahón tras el partido. TPA
Las perspectivas de salvación no eran nada halagüeñas. Con la salvación a ocho puntos, a  falta de tres jornadas, los azules deberían ganar todo y esperar pinchazos sistemáticos de los equipos que ocupaban puestos de promoción de descenso; el Valladolid “B” o el Alfaro.

Una derrota, o un empate de los oviedistas en El Plantío, les dejaba sin opciones matemáticas de obrar el milagro. La inercia del equipo tampoco era positiva. Sin ganar desde la jornada 26, donde el Real Oviedo se impuso al Amurrio en el Tartiere, y sin hacerlo fuera de casa en toda la competición, las esperanzas eran pocas, por no decir nulas.

Díaz Galán formó aquel día con Iván Cabrero bajo palos, Pablo López en el lateral derecho y Carlos Guerra en el izquierdo, para dejar el eje de la zaga a Fede Bahón y a Ricardo. El centro del campo, más poblado de lo habitual, dio lugar a un trivote con Servando, Rotundo y Michu. La banda derecha del ataque estuvo ocupada por Sergio Villanueva y la izquierda por Moisés Lazo. Arriba, un Nacho García a la espera de cazar alguna de las pocas oportunidades que el equipo generara. Y es que el delantero que se presumía que iba a marcar las diferencias marcó tres goles aquella temporada.

El Burgos, con jugadores en sus filas como el ex del Real Oviedo Vetusta Aurreko, Aritzs Mújika, o Asier Goiria, fue superior al Real Oviedo. Con el ahora técnico del Mirandés, Arconada, en el banquillo, el cuadro asturiano no tuvo opciones de ganar el encuentro, ya que un tempranero gol de Goiria en el minuto 15 ponía las cosas cuesta arriba para los azules.

Las sustituciones tampoco sirvieron para cambiar las cosas. Pepín y Jon Carrera entraron en el terreno de juego por Pablo López y Moisés, en un afán de volcar al equipo al ataque. Aunque no fue así, el Real Oviedo no logró anotar en todo el segundo tiempo, pese a que Díaz Galán se la jugara con otro cambio ofensivo, al deshacer su trivote para introducir a Raúl Castillo por Servando.
El segundo tanto del Burgos fue obra de Bayón. TPA

Samuel Bayón ponía la puntilla en el minuto 74, tirando por tierra todas las opciones asturianas de remontar, y de salvarse. El Real Oviedo, anonadado, no encontró la portería en los 16 minutos restantes, conscientes ya de su descenso matemático.

De entre los jugadores del Real Oviedo que disputaron ese encuentro, aparte de Michu, que ahora triunfa en el Swansea inglés (ayer anotó otro tanto en la Europa League), Servando ha logrado la pasada temporada el ascenso a Segunda con el Jaén, reconvertido a defensa central. Pablo López jugó en el Montañeros hasta la 2011-2012, fecha en la que el club gallego desapareció. Carlos Guerra, en las filas del Linense, disputó promoción de ascenso a Segunda también en la 2011-2012 e Iván Cabrero fue portero de la SD Noja hasta la pasada temporada.


Se consumaba así el episodio más triste del oviedismo, un descenso a Tercera División en el campo (a diferencia del de 2003, que se vivió en los despachos). Las cosas serán diferentes mañana en El Plantío. El Real Oviedo llega con otras aspiraciones bien distintas al inicio de esta competición. Con un cuerpo técnico que parece saber lo que hace y con unos refuerzos que darán, a priori, un salto de calidad al equipo. Sin embargo, hay que tener presente el dicho de que “quien olvida su historia, estará condenado a repetirla”, por lo que episodios como el de El Plantío permanecen aún en la memoria oviedista.

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