El Oviedo Baloncesto casi culmina
la remontada en el último cuarto
Las ausencias de los interiores,
clave
Para morir en la orilla. Así
deben sentirse los jugadores del Unión Financiera Baloncesto Oviedo tras el
choque que ayer les enfrentó ante Melilla. Los de Guillermo Arenas acudieron al
Javier Imbroda plagados de bajas y tras tres malos cuartos, en el último
periodo se estuvo a punto de obrar el milagro.
Sin Fitzgerald, Héctor Macía y
Juan José García, el juego interior recaería en Kevin Van Wijk esencialmente,
junto a las aportaciones de Garrett y del debutante Raúl Quirós, aunque sin
demasiado acierto, ya que el rebote defensivo fue una de las facetas menos
dominadas por los carbayones.
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Van Wijs peleando una pelota. Oviedo Baloncesto |
El encuentro comenzó con
problemas, ya que los locales comenzaron a sacar ventaja al equipo que dirige
Guillermo Arenas. Los escasos números en el rebote defensivo, así como
despistes en las jugadas de saque de fondo, costaban puntos a los azules. El
marcador llegó a reflejar un 18-9, pero la actuación de Cárdenas impidió que el
desastre en los primeros diez minutos fuera mayor. Una nota positiva fue el
debut de Raúl Quirós con el primer equipo en los segundos finales.
La debacle llegó en el segundo
periodo. Donde de nuevo la falta de intensidad salía cara al equipo carbayón.
Durley comenzaba a sentirse cómodo desde la línea de tres y los locales
aumentaban su diferencia. Al descanso se llegó con un 42-26, preocupante cifra
de anotación para el cuadro asturiano. Álvaro Muñoz fue el más destacado con 10
puntos en el intermedio.
La reanudación fue el quiero y no
puedo del Unión Financiera. La ventaja para Melilla acabó en diecisiete puntos
ya que los de Alejandro Alcoba ganaron también el parcial de este cuarto.
Guillermo Arenas volvió a la táctica que le resultó efectiva ante Breogán,
jugar con cuatro exteriores en cancha y con Kevin Van Wijk como única
referencia en la pintura. Renunció así el entrenador a la presencia de Garrett
o Raúl en cancha.
Además, se le unía la defensa en
zona, recurso utilizado habitualmente por el entrenador carbayón. Un rápido parcial de 8-0 recortaba distancias
al inicio del último cuarto y el club carbayón tenía tiempo para acercarse. La
diferencia se mantuvo en nueve puntos durante varios minutos, pero la
intensidad del equipo ovetense iba en aumento. A falta de tres minutos, nueve
puntos seguía siendo la ventaja para el Club Melilla Baloncesto.
Una canasta de Van Wijk, otra de
Álvaro Muñoz, un triple de Cárdenas y un tiro de dos de Agustín Prieto
recortaban la ventaja del equipo local en poco más de dos minutos. A falta de
53 segundos, las buenas defensas del Oviedo Baloncesto, y el acierto en ataque,
habían empatado el partido. Durley no falló en su siguiente acción (77-75) y
posteriormente Cárdenas sí falló su canasta. Agustín Prieto cometió falta
personal de tiro y el carrusel desde la línea de 4,60 favoreció al conjunto de
Alejandro Alcoba para finalizar el choque con un 81-75.
El cuadro de Guillermo Arenas
rozó la machada, únicamente movido por las ganas y la entrega de sus jugadores
en el último cuarto, donde llegaron a igualar una desventaja de 17 puntos. La
mala suerte se cebó con los carbayones, que sin embargo, no pierden el
basketaverage ante Melilla.
El mejor en el cuadro carbayón
fue Álvaro Muñoz que acabó el choque con 18 puntos y 20 de valoración, misma
cifra que Van Wijk, con 17 puntos. En Melilla, Héctor Manzano logró 41 de valoración (sin fallo ni en tiros de campo ni en tiros libres).
Otro dato, el conjunto local capturó 41 rebotes, de los cuales 14 fueron
ofensivos. Ahí se escapó el partido para el Unión Financiera.
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