"La historia no sirve para nada, pero quien no sabe de historia no sabe nada", fue una frase que lleva metida en mi cabeza desde que una tarde de 2007 un profesor de historia en la Universidad la pronunciase en clase. Desde entonces, muchas veces la relaciono con la situación que vive desde hace ya mucho tiempo el Real Oviedo, que no puede vivir de su historia en la élite, pero al que no aprender de sus errores históricos le llevó, en ese mismo año 2007 en el que yo escuchaba por primera vez esa frase, a retornar a la Tercera División.
El sentido original de la frase seguramente no tenía nada que ver con la asociación que se me vino a la mente de la situación del Real Oviedo, pero de aquella no podía evitarlo, mi equipo acababa de regresar a Tercera División, esta vez en los terrenos de juego -que duele más que en los despachos-, y lo hacía solo dos años después de que cinco goles en Ávila me hubiesen hecho creer que el infierno se había dejado atrás para siempre y que todo volvería a la normalidad sin vuelta de hoja (al fin y al cabo éramos el REAL OVIEDO).
Evolución histórica de los escudos del Real Oviedo Foto: ccarbayones.blogspot.com |
Pero me equivocaba. Dos años en Segunda B con más pena que gloria nos hicieron regresar a Tercera División tras la peor temporada que se recuerda en el club. Se habían repetido viejos errores del pasado: Fichajes sin pies ni cabeza, dirigentes prepotentes que vendieron la piel del oso antes de cazarla, despilfarro económico con comisiones a representantes por traer a jugadores de mentira...como resultado el mayor ridículo deportivo del Real Oviedo. La gloriosa historia pasada no sirvió de nada, fuimos un equipo de tercera -que no de primera- todo el año y en esa división acabamos, pero que los nefastos dirigentes de entonces desconocieran los aspectos más negativos de nuestra historia nos llevó a repetirla.
Hoy cumplimos 88 años de vida. De gloria y decepciones. De alegrías y golpes. Nos acercamos al centenario y seguimos vivos, pero semana tras semana seguimos imbuidos en una tortura continua, propia de la categoría en la que estamos, siempre vislumbrando cada vez más lejano en el horizonte del pasado los más de 70 años (entre Primera y Segunda) que hemos estado en la élite.
Pero por doloroso que resulte, las prisas por recuperar la senda de la historia no sirven para nada positivo, sino para todo lo contrario. La angustia por no poder ver a nuestro equipo luchando por regresar por la vía rápida está lastrando nuestras posibilidades de conseguirlo. Temporada tras temporada se suceden los intentos rápidos de cumplir con el "Volveremos" -una promesa que en 2003 nos hicimos a nosotros mismos-, y un año tras otro estos intentos fracasan con mayor estrépito que el anterior.
88 años después de ese maravilloso día que alumbró la existencia de nuestro club tenemos que parar a reflexionar qué se ha hecho mal. Debemos conseguir que la historia no sea un lastre para nuestro futuro sino un manual de autoayuda que nos indique el camino a seguir para conseguir el éxito. Es posible que, por primera vez en los últimos 12 años, tengamos las herramientas necesarias para construir un proyecto a medio plazo, y no vivir del año a año, de fichar 15 jugadores cada verano y de que los entrenadores duren la segunda mitad de una temporada y la primera de la siguiente.
En la historia más reciente de esos 88 años que hoy cumplimos hemos tenido muchas decepciones pero también dos grandes regalos. El primero nos lo dimos a nosotros mismos; fue la toma de conciencia por parte de la propia afición de que el club era suyo, y de que, solo si ella luchaba por él, este continuaría vivo siempre. Una afición que actúa constantemente como el desfibrilador de este enfermo llamado Real Oviedo. El otro regalo fue el Grupo Carso, el único que es capaz de sacar al enfermo de la UVI y llevarlo a planta. Pero para conseguirlo hace falta paciencia y colaboración mutua. Sentar las bases de un proyecto sólido depende del entendimiento continuo entre ambos. No solo cuando las cosas vienen bien dadas, sino también en los momentos de crisis, como el que actualmente nos ocupa.
De poco sirve la historia, al fin y al cabo es pasado. En nuestras manos está reescribirla, que es mucho más apasionante que vivir continuamente de ella.
¡FELIZ 88 CUMPLEAÑOS, REAL OVIEDO! ¡FELIZ CUMPLEAÑOS, OVIEDISTAS!
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