Héctor Simón, indiscutible hasta
el domingo, se cayó de la convocatoria
Granero no acaba de dar con la
tecla en esas dos posiciones
En pretemporada, una de las
máximas que se repetía por activa y por pasiva en el Real Oviedo era la
necesidad de definir un estilo claro de juego, que permitiera al conjunto
carbayón marcar la diferencia respecto a anteriores temporadas en Segunda “B”.
Dentro de ese manual que Carlos Granero se empezó a plantear allá por el mes de
julio, se encontraba la consigna de sacar el balón jugado.
La cosa empezó de perlas para los
oviedistas en pretemporada. Héctor Simón, jugador llegado en el mercado
invernal de la pasada temporada, se erigía como pilar y timón sobre el que se
construiría el medio del campo del club asturiano. Para acompañarle, tres
opciones más, Salva Rivas, Iván Rubio y Erice, aunque este último no debutara
en los partidos de preparación.
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Héctor Simón y el resto del equipo brilló en la primera parte en Burgos. Hugo Álvarez |
Encuentros como los disputados
ante Lugo o Deportivo de La Coruña hacía presagiar que la presencia de Héctor
Simón sería fundamental a lo largo de los 38 encuentros de liga regular.
Ofrecía criterio y buenos desplazamientos de balón. Su acompañante, en los
primeros partidos, fue un Iván Rubio, destinado a realizar labores de stopper,
antes que de creación, pero aún así, preocupado por dar criterio al fútbol
carbayón.
El ejemplo más claro del buen
momento vivido por el Real Oviedo fue la primera parte de Burgos. En esos 45
minutos todo el equipo funcionó a la perfección mandado por estos dos
futbolistas en el doble pivote. Pero desde ahí, en adelante, salvo algunos
chispazos puntuales, el fútbol del equipo carbayón comenzó su declive.
Por personalizar en Héctor Simón,
al catalán cada vez le salían menos las cosas, y pasó de ser uno de los
intocables de Granero a comenzar a ser sustituido en algunos partidos, como el
caso de Guijuelo o de Compostela, por no mencionar el encuentro ante la
Cultural Leonesa, donde junto con otros titulares comenzó desde el banquillo.
Pero la prueba más patente del
mal momento que atraviesa el catalán es la de su no convocatoria el pasado fin
de semana para el desplazamiento a Vigo. Simón se caía por decisión técnica,
algo que era impensable en el mes de agosto o septiembre. Tal vez rotación ante
la acumulación de partidos o tal vez toque de atención del entrenador, Carlos
Granero, consciente de que el mediocentro procedente del Sabadell puede dar más
en el estilo de juego que propone el Real Oviedo.
Pero ni mucho menos, los
problemas del medio del campo se reducen al catalán. La ausencia de Jon Erice,
lesionado del tobillo, pero próximo a reaparecer, también se nota. Uno de los
fichajes llamados a marcar la diferencia, puesto que la pasada campaña fue un
fijo en el Guadalajara de Segunda División. Sin embargo, Carlos Granero ya le
dio un par de avisos sustituyéndolo en diversos encuentros.
Su lesión, en el choque frente al
Real Avilés, posibilitó la entrada de Salva Rivas en el equipo. El sevillano
dejó buenas sensaciones en ese encuentro, pero no se trata de un jugador
visible en el ámbito de la creación, sino que su función parece ser la de
equilibrar al equipo, ejerciendo como enlace entre la defensa y el medio del
campo.
El cuarto en discordia, Iván
Rubio. El conquense, titular las dos primeras jornadas, fue uno de los
futbolistas que pagó el pato tras el empate del Noja en el Tartiere. La entrada
en el once titular de Erice en su lugar desde entonces, así lo evidencia. Rubio
se cayó de las convocatorias en las sucesivas jornadas, pero lo cierto es que
el mejor momento del Real Oviedo en la presente temporada coincidió con él
sobre el terreno de juego.
Sus apariciones se reducían a
pequeños destellazos hasta el partido frente a la Cultural. Con un once en el
que se apreciaron cinco cambios respecto al equipo base, Iván Rubio marcó en
los primeros minutos de partido. El domingo, repitió titularidad frente al
Celta “B” y a punto estuvo de volver a anotar, esta vez con un potente disparo
tras un saque de esquina.
Otras opciones para el
mediocentro azul pueden ser las de Josep Señé, utilizado en diversas ocasiones
en ese puesto (Granero siempre hace referencia a que el centro del campo será
la posición de Señé), cuando el equipo necesita adelantar líneas o la de José
Antonio Pardo, en el caso opuesto (ocurrió en Vigo y en León, donde el Real
Oviedo necesitaba guardar el resultado).
Muchas opciones pero un gran
dilema. El conjunto carbayón necesita cambiar de rumbo, encontrar la opción más
acertada que permita volver a demostrar que el fútbol practicado durante los
primeros compases de temporada no fue una quimera, sino algo real. Y parece ser
que a Granero le está costando dar de nuevo con la tecla. El mediocentro será
una parte esencial para que esto ocurra.
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