lunes, 11 de noviembre de 2013

Annunziata puso la salsa

 La entrada del jugador canario cambió el partido

Marcó un gol y dejó una jugada para el recuerdo

Se cumplía el minuto 66 en Las Gaunas y el partido caminaba hacia un empate a ceros. Un resultado que hacía justicia a un partido en el que, quitando los cinco primeros minutos, pocas alternativas hubo para romper ese marcador.

Pero en ese minuto, se produjo la primera sustitución en el Real Oviedo. Susaeta dejaba el campo para que entrara Annunziata. Ese fue el momento determinante, que hizo que el partido cambiara. Todo lo que no había sucedido hasta entonces, tuvo lugar de repente en unos minutos vertiginosos.

Prácticamente en el primer balón que tocaba el canario, le tiraba la pared Alain y le derribaban cuando ya se iba directo a portería. Falta al borde del área, y una ejecución excelsa. Un balón directo a la escuadra, imposible para Mandaluniz adelantaba al conjunto de Granero.

Estos minutos supusieron un capítulo más para la montaña rusa sentimental del oviedismo. Cómo atravesar múltiples estados de ánimo en tan solo dos minutos. La alegría que siguió al gol de Annunziata se vio rápidamente frenada por el gol del Logroñés, pasando a transformarse en rabia, frustración y una frase, esa frase de “siempre igual”, precedida de alguna palabra malsonante.

Pero como esto es el Oviedo, sin apenas tiempo para digerir el gol del equipo del mítico Tato Abadía, Salva Rivas cazaba el rechace de una falta y fusilaba la portería. La alegría y la euforia se disparaban ahora de nuevo en los aficionados azules.

Pero como todos sabemos y tenemos experiencia con este club, había esa sensación de cierto miedo. Esa sensación de que no vuelva a pasar lo de Guijuelo. Ahí estaba Annunziata, para darle calma y verticalidad a un Real Oviedo que a punto estuvo de cerrar el partido para acabar con el sufrimiento. 
Annunziata frente al Marino
Fotografía de Hugo Álvarez

El propio jugador canario protagonizó una jugada para el recuerdo. El único "pero", la culminación. Desgraciadamente no acabó en gol. La jugada se iniciaba en el saque de banda, y Cervero prolongaba. Una de tantas. Pero ahí corrió Annunziata a por el balón emparejado con dos defensores. Con un leve toque de tacón se deshizo de los dos y se dispuso a encarar portería. Con otro toque se deshizo de un zaguero, y con otro más del siguiente, lo que le dejaba solo delante del portero. Colocó el cuerpo entre el balón y los defensas que intentaban derribarle y cuando toda la afición tenía los brazos arriba para festejar un gol majestuoso, el disparo se iba lamiendo el poste.

El propio Annunziata no se lo creía cuando se quedó tendido en el suelo lamentándose.
Siguió el canario llevando peligro en sus botas en las contras azules y en una jugada posterior a punto estuvo de nuevo de sentenciar el partido. Encaró a su par, y en el momento preciso le dejó el balón a Iván Rubio, que se la devolvió. El chut del mediapunta carbayón se dirigía a la portería pero rebotó en el último obstáculo, Diego Cervero.


Finalmente, el Oviedo fue capaz de dormir el partido y de impedir que el Logroñés llegara a la portería del ayer titular Pol, y no hubo que lamentar fallos en la definición. El conjunto de Granero se llevó los tres puntos de Logroño, gracias en gran medida a la aportación de Annunziata que vio desde el banquillo un partido aburrido y sin ocasiones y se decidió a ponerle la salsa. 

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