La entrada del jugador canario cambió el partido
Marcó un gol y dejó una jugada para el recuerdo
Se cumplía el minuto 66 en Las Gaunas y el partido caminaba
hacia un empate a ceros. Un resultado que hacía justicia a un partido en el
que, quitando los cinco primeros minutos, pocas alternativas hubo para romper ese
marcador.
Pero en ese minuto, se produjo la primera sustitución en el
Real Oviedo. Susaeta dejaba el campo para que entrara Annunziata. Ese fue el
momento determinante, que hizo que el partido cambiara. Todo lo que no había
sucedido hasta entonces, tuvo lugar de repente en unos minutos vertiginosos.
Prácticamente en el primer balón que tocaba el canario, le
tiraba la pared Alain y le derribaban cuando ya se iba directo a portería. Falta
al borde del área, y una ejecución excelsa. Un balón directo a la escuadra,
imposible para Mandaluniz adelantaba al conjunto de Granero.
Estos minutos supusieron un capítulo más para la montaña
rusa sentimental del oviedismo. Cómo atravesar múltiples estados de ánimo en
tan solo dos minutos. La alegría que siguió al gol de Annunziata se vio rápidamente
frenada por el gol del Logroñés, pasando a transformarse en rabia, frustración
y una frase, esa frase de “siempre igual”, precedida de alguna palabra
malsonante.
Pero como esto es el Oviedo, sin apenas tiempo para digerir
el gol del equipo del mítico Tato Abadía, Salva Rivas cazaba el rechace de una
falta y fusilaba la portería. La alegría y la euforia se disparaban ahora de
nuevo en los aficionados azules.
Pero como todos sabemos y tenemos experiencia con este club,
había esa sensación de cierto miedo. Esa sensación de que no vuelva a pasar lo
de Guijuelo. Ahí estaba Annunziata, para darle calma y verticalidad
a un Real Oviedo que a punto estuvo de cerrar el partido para acabar con el
sufrimiento.
El propio jugador canario protagonizó una jugada para el
recuerdo. El único "pero", la culminación. Desgraciadamente no acabó en gol. La
jugada se iniciaba en el saque de banda, y Cervero prolongaba. Una de tantas.
Pero ahí corrió Annunziata a por el balón emparejado con dos defensores. Con un
leve toque de tacón se deshizo de los dos y se dispuso a encarar portería. Con
otro toque se deshizo de un zaguero, y con otro más del siguiente, lo que le
dejaba solo delante del portero. Colocó el cuerpo entre el balón y los defensas
que intentaban derribarle y cuando toda la afición tenía los brazos arriba para
festejar un gol majestuoso, el disparo se iba lamiendo el poste.
El propio Annunziata no se lo creía cuando se quedó tendido
en el suelo lamentándose.
Siguió el canario llevando peligro en sus botas en las
contras azules y en una jugada posterior a punto estuvo de nuevo de sentenciar
el partido. Encaró a su par, y en el momento preciso le dejó el balón a Iván
Rubio, que se la devolvió. El chut del mediapunta carbayón se dirigía a la
portería pero rebotó en el último obstáculo, Diego Cervero.
Finalmente, el Oviedo fue capaz de dormir el partido y de
impedir que el Logroñés llegara a la portería del ayer titular Pol, y no hubo
que lamentar fallos en la definición. El conjunto de Granero se llevó los tres
puntos de Logroño, gracias en gran medida a la aportación de Annunziata que vio
desde el banquillo un partido aburrido y sin ocasiones y se decidió a ponerle
la salsa.
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